Estuvo ahí, yo lo ví, dejó su firma en la pared blanqueada con cal, como un grafiti hecho con lluvia y años. Estuvo ahí, el banco de madera soportó su peso y ennegreció con su aliento, la madera vieja y el hierro corroído por el óxido guardan su recuerdo. Ahora en esa foto ya no aparece, porque nunca se puede atrapar al tiempo.
Pedro.