martes, 22 de septiembre de 2015

EL CID

"Permitidme,  en vuestra infinita indulgencia este pequeño capricho: muchas veces, he pensado en como se vería a si mismo el Cid; he cogido el boli y ha salido esto...

Por campos trigados,  cabalgaba el buen Cid; partía con su mesnada, que por defender la honra del reino, fue desterrado de Castilla, por el capricho de un mal rey. 
¡Héroe de Castilla!...

¡Cuántas más tonterías tendré que aguantar, pardiez!, dijo Rodrigo, al pasar por aquel villorrio y escuchar al juglarcillo, que además de no saberse ni un verso,  del poema que circulaba por ahí, cantaba, a su manera, el cantar. 
Nunca fui héroe y si lo llego a saber, me callo en la puñetera Jura; que ya me lo decía mi madre: "más vale morderse la lengua que encadenarte con ella".
Pero claro, yo nunca hice el menor caso a mi señora madre y tuve que meterme en cuitas familiares, y nada menos que en cuitas reales.
Y así me veo ahora,  buscando empleo voy, con los cuatro gañanes que me siguieron, más por huir de hogar y dueña, sospecho, que por lealtad a mí; pues ya me contarás que lealtad le puede guardar, uno de Segovia, al señor, perdón,  ex señor,  de Vivar. 
Buscando empleo,  como decía,  me hallo, alquilo mi espada a quien pague buena plata, igual me da señor moro, que cristiano, pues ambos son iguales si les tocas los reales redaños. Y tan buenos son los dineros de uno, como los del otro, a la hora de comprar tocino de marrano. 
¡Héroe!, dicen. ¡Qué sabrán ellos!...

Pedro."

Permitidme, en vuestra infinita indulgencia este pequeño capricho: muchas veces, he pensado en como se vería a si mismo el Cid; he cogido el boli y ha salido esto...

EL CID

Por campos trigados, cabalgaba el buen Cid; partía con su mesnada, que por defender la honra del reino, fue desterrado de Castilla, por el capricho de un mal rey. 
¡Héroe de Castilla!...

¡Cuántas más tonterías tendré que aguantar, pardiez!, dijo Rodrigo, al pasar por aquel villorrio y escuchar al juglarcillo, que además de no saberse ni un verso del poema que circulaba por ahí, cantaba, a su manera, el cantar.
Nunca fui héroe y si lo llego a saber, me callo en la puñetera Jura; que ya me lo decía mi madre: "más vale morderse la lengua que encadenarte con ella".
Pero claro, yo nunca hice el menor caso a mi señora madre y tuve que meterme en cuitas familiares, y nada menos que en cuitas reales.
Y así me veo ahora, buscando empleo voy, con los cuatro gañanes que me siguieron, más por huir de hogar y dueña, sospecho, que por lealtad a mí; pues ya me contarás que lealtad le puede guardar, uno de Segovia, al señor, perdón, ex señor, de Vivar.
Buscando empleo, como decía, me hallo, alquilo mi espada a quien pague buena plata, igual me da señor moro, que cristiano, pues ambos son iguales si les tocas los reales redaños. Y tan buenos son los dineros de uno, como los del otro, a la hora de comprar tocino de marrano.
¡Héroe!, dicen. ¡Qué sabrán ellos!...

Pedro.