martes, 22 de septiembre de 2015

DUERMEVELA


DUERMEVELA

Hay veces que al cerrar los ojos, te presiento
en los límites de mi consciencia.
Me duermo y no te sueño,
me desvelo y te desvaneces.
Sólo existes en ese sutil momento, en la frontera difusa
entre vigilia y sueño.
En ese segundo tu presencia es gloriosa, vibrante,
y comprendo tu esencia y conozco tus secretos.
Quiero aferrarte, que me quede tu recuerdo completo;

pero te zafas y corres y alzas el vuelo.
Me quedo solo, pasmado, con el corazón deshecho.
Me pregunto por qué eres tan vil y cruel 

con este pobre ser de carne y hueso.
No puedo culparte, eres luz y fuego, no puedo.
Encerrarte en mi baúl siniestro sería matarte

y yo no quiero eso.
Me queda la esperanza de volver a verte 

en ese precioso instante, en ese exiguo momento,
en el que existo entre vigilia y sueño.

Pedro