A MI CARCELERA
Sólo una posibilidad,
de un roce de tu piel,
de una sonrisa fugaz,
de una mirada de miel.
Robarte un beso.
¡Ay!, un beso.
Me ato a tu piel seda,
me enredo y encadeno.
Atontado y anulado.
De lo que fui, triste remedo.
Y quedo, sin más remedio,
varado en tu arenal.
En tus mares, yo maldito,
soy incapaz de navegar.
Por un roce,
un sonrisa,
una mirada
o un beso.
¡Ay!, un beso.
Pedro