lunes, 28 de septiembre de 2015

HASTÍO

Pasan los años, mi vida,
en nuestra existencia;
el opaco hastío anida 
dejándonos, mi vida, 
nuestras almas huecas.

Piedras quebradas,
ayer por arcoiris tocadas.
Rosa roja deshojada. 
Margarita alba callada.

Ventanas antes abiertas
están ahora tapiadas
con conformidad y desidia. 
Ya no vemos la luna,
que antaño nos susurraba.
Ya no lucen las estrellas,
en nuestras caricias, olvidadas.

Y caen una tras otra,
lágrimas de añoranza
por tu ser perdido, amor,
mi alma, mi esperanza. 

Pedro.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Estuvo ahí






Estuvo ahí,  yo lo ví,  dejó su firma en la pared blanqueada con cal, como un grafiti hecho con lluvia y años. Estuvo ahí,  el banco de madera soportó su peso y ennegreció con su aliento, la madera vieja y el hierro corroído por el óxido guardan su recuerdo. Ahora en esa foto ya no aparece, porque nunca se puede atrapar al tiempo. 

Pedro.

martes, 22 de septiembre de 2015

UNOS, OTROS, NOSOTROS

"Gracias por leerme.

UNOS, OTROS, NOSOTROS

Unos 
No quieren oír los gritos,
levantan altas barreras, 
cierran los férreos postigos. 
Cobardes. Hunden las cabezas,
en infames pozos de olvido.
Otros
Caminando van por las zanjas,
otrora de sus vidas, ríos, 
repletos de las esperanzas;
ahora secos y vacíos, 
rebosando de huellas blancas.
Unos
Borran caminos, cercan el mar.
Sus negras almas han vendido,
por torres de sucio, vil metal.
¿Aún seréis compasivos?
¿No les cederéis un lugar?
Nosotros
Abramos puertas y cancelas,
derribemos muros y vallas;
hagamos sitio en los hogares,
aliviemos ese dolor canalla,
hundido en las arenas negras
de lejanas, olvidadas playas."


UNOS, OTROS, NOSOTROS

Unos
No quieren oír los gritos,
levantan altas barreras, 
cierran los férreos postigos.
Cobardes. Hunden las cabezas,
en infames pozos de olvido.
Otros
Caminando van por las zanjas,
otrora de sus vidas, ríos,
repletos de las esperanzas;
ahora secos y vacíos,
rebosando de huellas blancas.
Unos
Borran caminos, cercan el mar.
Sus negras almas han vendido,
por torres de sucio, vil metal.
¿Aún seréis compasivos?
¿No les cederéis un lugar?
Nosotros
Abramos puertas y cancelas,
derribemos muros y vallas;
hagamos sitio en los hogares,
aliviemos ese dolor canalla,
hundido en las arenas negras
de lejanas, olvidadas playas.

Pedro

LOS ELEFANTES

LOS ELEFANTES

El niño estaba hipnotizado por la maldita seta. Tan roja, con esos puntitos blancos tan bonitos, que el crío creyó ver que se movían haciendo que sus ojos y todos sus sentidos quedaran atrapados en ese movimiento. No se enteró de la vibración de la tierra, ni del ruido atronador, ni de la sombra de los enormes cuerpos que se le echaban encima...
Jamás se volvió a saber del pequeño: ni cuerpo, ni sangre, ni resto alguno encontraron en aquel lugar; tan sólo una seta roja, muy roja, en cuya superficie había puntitos blancos, ahora uno más.


Pedro.

LLUEVE

"Unos ripios mal rimados para los que pido vuestra indulgencia. Gracias por leerme.

LLUEVE

Llueve.
El agua puntea notas de plata en charcos de ébano. 
Las hojas, empapadas, tapizan las aceras.
Como el tambor senil, del mismo ritmo ya hastiado,
las gotas, rebeldes, redoblan sus cantinelas.

Llueve.
El bulevar vacío huele a virgen, negra tierra;
a la madera mojada de aquel viejo nogal,
donde, grabada, nuestra promesa permanezca,
aunque en nuestros corazones sea rasgado retal.

Llueve.
La lenta lluvia lava las heridas del alma.
Su sonido constante sosiega mi ánimo. 
De mis batallas internas consigo la calma,
convertida en levadura de mi ser ácimo. 

Pedro

Gols Boulevard, Leonid Afremov"

Gols Boulevard,
Leonid Afremov.

LLUEVE

Llueve.
El agua puntea notas de plata en charcos de ébano.
Las hojas, empapadas, tapizan las aceras.
Como el tambor senil, del mismo ritmo ya hastiado,
las gotas, rebeldes, redoblan sus cantinelas.

Llueve.
El bulevar vacío huele a virgen, negra tierra;
a la madera mojada de aquel viejo nogal,
donde, grabada, nuestra promesa permanezca,
aunque en nuestros corazones sea rasgado retal.

Llueve.
La lenta lluvia lava las heridas del alma.
Su sonido constante sosiega mi ánimo.
De mis batallas internas consigo la calma,
convertida en levadura de mi ser ácimo.

Pedro

Gols Boulevard,
Leonid Afremov.

DUERMEVELA


DUERMEVELA

Hay veces que al cerrar los ojos, te presiento
en los límites de mi consciencia.
Me duermo y no te sueño,
me desvelo y te desvaneces.
Sólo existes en ese sutil momento, en la frontera difusa
entre vigilia y sueño.
En ese segundo tu presencia es gloriosa, vibrante,
y comprendo tu esencia y conozco tus secretos.
Quiero aferrarte, que me quede tu recuerdo completo;

pero te zafas y corres y alzas el vuelo.
Me quedo solo, pasmado, con el corazón deshecho.
Me pregunto por qué eres tan vil y cruel 

con este pobre ser de carne y hueso.
No puedo culparte, eres luz y fuego, no puedo.
Encerrarte en mi baúl siniestro sería matarte

y yo no quiero eso.
Me queda la esperanza de volver a verte 

en ese precioso instante, en ese exiguo momento,
en el que existo entre vigilia y sueño.

Pedro

LA LUNA Y EL RÍO


LA LUNA Y EL RÍO

Esta noche ha querido la luna,
bajar a bañarse al río.
Al rozar sus oscuras aguas, 
la pobrecita ha tenido frío.

Envidiosos juncos de la orilla,
por espiarla se han escondido.
Con el tremor de la preciosa,
las cañas secas se han reído.

No la espiéis, juncos verdes.
No riáis, cañas resecas.
Que aunque la luna, de frio tiemble,
aún temblando es, de mi alma, dueña.

Con su cuerpo de claro nácar;
nácar, plata y madreperla.
Luce su sonrisa tan blanca,
que me enamoro con solo verla.

Pedro

EN MI VIEJO LIBRO

"Unos ripios, como dice el amigo @[1660141670:2048:Martin].

EN MI VIEJO LIBRO

En mi viejo libro de los recuerdos,
enterré mi pobre deseo olvidado, 
escribí en tinta seca mis sueños, 
arrugadas fotos de amor ajado.

¿Qué malditos anhelos son mis dueños? 

Con un candado y llave de plata, 
no ha de ver el sol, ni luna, ni llama, 
anclado a mi abismo de vida vana, 
el sempiterno libro me reclama. 
¿Podré descansar, pobre alma liviana?

Pedro"


EN MI VIEJO LIBRO

En mi viejo libro de los recuerdos,
enterré mi pobre deseo olvidado,
escribí en tinta seca mis sueños, 
arrugadas fotos de amor ajado.

¿Qué malditos anhelos son mis dueños?

Con un candado y llave de plata,
no ha de ver el sol, ni luna, ni llama,
anclado a mi abismo de vida vana,
el sempiterno libro me reclama.

¿Podré descansar, pobre alma liviana?

Pedro

LO QUE HUBIERA SIDO



LO QUE HUBIERA SIDO

El otoño ha llegado al valle, los alerces, robles, nogales y hayas comienzan a mudar el color de sus hojas verde oscuro de la librea estival, pasando al verde amarillento y de ahí a un mosaico de amarillos, naranjas, ocres, marrones y rojos que engalanan el bosque con una multitud de banderolas de feria. Los frutos casi a la sazón, serán el festín y raciones de reserva, en el duro invierno, para una multitud de pequeños roedores que inician su frenética labor de recolección. La rapaces: mochuelo, cárabo y el majestuoso búho real, pendientes de sus correrías, se alimentan de estos animalillos, así como la sagaz raposa y la escurridiza comadreja. La jabalina hoza en el alfombrado suelo en busca de cualquier cosa que pueda comerse, perseguida por sus inquietos jabatillos. Y se oye en la distancia la voz del rey ciervo retando a sus oponentes en plena berrea...

O así hubiera sido si el hombre no hubiera quemado los árboles, matado a los animales y construido una presa en la cuenca encajonada. Ahora no hay hojas multicolores, tan sólo agua, y una enorme pared de hormigón tapando la salida del valle.
Los pocos árboles que se han salvado se miran reflejados desde la orilla y las hojas caen, como lágrimas, sobre la húmeda mortaja de su hogar.

Pedro.

ERRANTES

"ERRANTES

Son flores arrastradas, 
por torbellinos negros.
Las manos agarradas,
a los fríos aceros.

Lágrimas derramadas,
en el helor del alba.
Sus caras demacradas,
desesperando el alma.

¿Dónde están los niños perdidos?
¿Dónde quedó mi tierra amada?

Dejado el querido hogar, 
arrancadas sus vidas.
Nunca dejar de vagar,
sólo existen las huidas.

Destruido norte vital,
compás roto de un tiro.
Huyen del golpe mortal.
Mueren en el camino.

Pedro"


ERRANTES

Son flores arrastradas,
por torbellinos negros.
Las manos agarradas,
en los fríos aceros.

Lágrimas derramadas,
en el helor del alba.
Sus caras demacradas,
desesperando el alma.

¿Dónde están los niños perdidos?
¿Dónde quedó mi tierra amada?

Dejado el querido hogar,
arrancadas sus vidas.
Nunca acabar de vagar,
sólo existen las huidas.

Destruido norte vital,
compás roto de un tiro.
Huyen del golpe mortal.
Mueren en el camino.

Pedro

MARIPOSA

MARIPOSA

Encontró su lugar en el mundo; después de vagar por océanos interminables, eternos desiertos, populosas ciudades y montañas que rozaban el cielo, un pequeño prado cubierto de flores fue su destino, y se convirtió en mariposa.


Pedro.

FIRME GUARDIAN

FIRME GUARDIAN

La oscura roca miraba al océano desafiante. Aún con la certeza de que su lucha estaba perdida, no cejaría en oponerse a la fuerza de su enemigo ancestral. Sabía que detrás de ella estaban los débiles hogares del hombre, donde vivía aquella pequeña niña que cada tarde se sentaba en su borde más alto y cantaba dulces canciones de ternura y amor. Aguantaría firme por ella y por todas las niñas que, en el futuro, vinieran a sentarse en la dura, negra roca.

Pedro.

NEGRA PENA

"Permíteme, querida amiga Mar, que te dedique éstas letras. No son bonitas, pues no hablan de cosas bellas, pero sé, por propia experiencia, que a los monstruos del alma hay que mirarlos a la cara y sacarlos a la luz, como a las pesadillas,  para poder empezar a vencerlos,  poco a poco,  pero sin remedio. Con todo mi cariño.

NEGRA PENA

La más oscura noche siempre llega. 
Gritos de angustia, los cristales rotos. 
Un rayo negro que en el alma pega.
Negras alas de negros cuervos locos.

Mil llantos sin consuelo en ojos ciegos.
Corazones en sangrantes despojos. 
Palabras burdas, blasfemos reniegos. 
Almas sembradas de tristes abrojos.

Puños alzados, amenaza eterna.
Débil el insulto que a nada alcanza.
Cielo sordo tras cegada lucerna.
Clavada en el costado la cruel lanza.

Tú, tenebrosa parásita de almas.
Ánfora rota de lágrimas llena.
Ominosa pira de frías llamas.
Tres veces maldita seas, negra pena.

Pedro"

Permíteme, querida amiga Mar, que te dedique éstas letras. No son bonitas, pues no hablan de cosas bellas, pero sé, por propia experiencia, que a los monstruos del alma hay que mirarlos a la cara y sacarlos a la luz, como a las pesadillas, para poder empezar a vencerlos, poco a poco, pero sin remedio. Con todo mi cariño.

NEGRA PENA

La más oscura noche siempre llega.
Gritos de angustia, los cristales rotos.
Un rayo negro que en el alma pega.
Negras alas de negros cuervos locos.

Mil llantos sin consuelo en ojos ciegos.
Corazones en sangrantes despojos.
Palabras burdas, blasfemos reniegos.
Almas sembradas de tristes abrojos.

Puños alzados, amenaza eterna.
Débil el insulto que a nada alcanza.
Cielo sordo tras cegada lucerna.
Clavada en el costado la cruel lanza.

Tú, tenebrosa parásita de almas.
Ánfora rota de lágrimas llena.
Ominosa pira de frías llamas.
Tres veces maldita seas, negra pena.

Pedro

NOCHE AMIGA

"Uno cortito,  como para no cansar. Gracias por leerme.

NOCHE AMIGA

Serena amiga, guardiana de sueños.
Cántame nanas, acúname en tu pecho.
Sé testigo callada de mis empeños;
y arrópame, noche amiga, en mi lecho.

Alíviame, mi amor, de mis cuitas diurnas.
Llévame por prados y bosques tranquilos.
Sé la dueña de aquellas ocultas urnas;
donde guardas las penas de los
dormidos.

Pedro

"Noche estrellada" Vicente Van Goth"

"Noche estrellada" Vicente Van Goth

NOCHE AMIGA

Serena amiga, guardiana de sueños.
Cántame nanas, acúname en tu pecho.
Sé testigo callada de mis empeños;
y arrópame, noche amiga, en mi lecho.

Alíviame, mi amor, de mis cuitas diurnas.
Llévame por prados y bosques tranquilos.
Sé la dueña de aquellas ocultas urnas;
donde guardas las penas de los dormidos.

Pedro

EL CID

"Permitidme,  en vuestra infinita indulgencia este pequeño capricho: muchas veces, he pensado en como se vería a si mismo el Cid; he cogido el boli y ha salido esto...

Por campos trigados,  cabalgaba el buen Cid; partía con su mesnada, que por defender la honra del reino, fue desterrado de Castilla, por el capricho de un mal rey. 
¡Héroe de Castilla!...

¡Cuántas más tonterías tendré que aguantar, pardiez!, dijo Rodrigo, al pasar por aquel villorrio y escuchar al juglarcillo, que además de no saberse ni un verso,  del poema que circulaba por ahí, cantaba, a su manera, el cantar. 
Nunca fui héroe y si lo llego a saber, me callo en la puñetera Jura; que ya me lo decía mi madre: "más vale morderse la lengua que encadenarte con ella".
Pero claro, yo nunca hice el menor caso a mi señora madre y tuve que meterme en cuitas familiares, y nada menos que en cuitas reales.
Y así me veo ahora,  buscando empleo voy, con los cuatro gañanes que me siguieron, más por huir de hogar y dueña, sospecho, que por lealtad a mí; pues ya me contarás que lealtad le puede guardar, uno de Segovia, al señor, perdón,  ex señor,  de Vivar. 
Buscando empleo,  como decía,  me hallo, alquilo mi espada a quien pague buena plata, igual me da señor moro, que cristiano, pues ambos son iguales si les tocas los reales redaños. Y tan buenos son los dineros de uno, como los del otro, a la hora de comprar tocino de marrano. 
¡Héroe!, dicen. ¡Qué sabrán ellos!...

Pedro."

Permitidme, en vuestra infinita indulgencia este pequeño capricho: muchas veces, he pensado en como se vería a si mismo el Cid; he cogido el boli y ha salido esto...

EL CID

Por campos trigados, cabalgaba el buen Cid; partía con su mesnada, que por defender la honra del reino, fue desterrado de Castilla, por el capricho de un mal rey. 
¡Héroe de Castilla!...

¡Cuántas más tonterías tendré que aguantar, pardiez!, dijo Rodrigo, al pasar por aquel villorrio y escuchar al juglarcillo, que además de no saberse ni un verso del poema que circulaba por ahí, cantaba, a su manera, el cantar.
Nunca fui héroe y si lo llego a saber, me callo en la puñetera Jura; que ya me lo decía mi madre: "más vale morderse la lengua que encadenarte con ella".
Pero claro, yo nunca hice el menor caso a mi señora madre y tuve que meterme en cuitas familiares, y nada menos que en cuitas reales.
Y así me veo ahora, buscando empleo voy, con los cuatro gañanes que me siguieron, más por huir de hogar y dueña, sospecho, que por lealtad a mí; pues ya me contarás que lealtad le puede guardar, uno de Segovia, al señor, perdón, ex señor, de Vivar.
Buscando empleo, como decía, me hallo, alquilo mi espada a quien pague buena plata, igual me da señor moro, que cristiano, pues ambos son iguales si les tocas los reales redaños. Y tan buenos son los dineros de uno, como los del otro, a la hora de comprar tocino de marrano.
¡Héroe!, dicen. ¡Qué sabrán ellos!...

Pedro.

¿CÓMO EXPLICAR?

"Hace ya nueve años nos dejó la madre de mi mujer y cuatro años más tarde mi padre. Esto que paso a contaros es cierto, si bien algo poetizado, lo cuelgo pensando en todos los seres queridos que nos dejan y en como sobrellevamos nuestra pérdida. Gracias a todos por leerme.

¿CÓMO EXPLICAR?

Una noche estrellada, mi niño pequeño y yo,  mirábamos al cielo, en silencio los dos.
¡Oye, papá!, me dijo, ¿adónde fueron los abuelos?.
Me cogió por sorpresa, no supe que contestar. Pensaba en mi cabeza: ¿cómo le puedo explicar,  a un nene tan chico, la muerte,  el alma o la eternidad? 
Recordé entonces aquel dicho: "si deseas algo con mucha fuerza, se acaba convirtiendo en realidad". Y deseé con toda mi alma que mi historia se hiciera verdad. 
Mira cariño, le dije, ¿ves aquella estrella en el cielo? De todas, la que brilla más.
Con su dedito apuntó al lucero, ¿aquella me dices, papá?.
Pues cuando cuando los abuelos se fueron, viajaron hasta ella y ahora viven en un hermoso lugar:
Con prados de mil flores, con verdes y acogedores bosques, con lagos frescos y claros, y llenos de peces de colores.
¿Y están contentos, papá? 
¿Y cómo no lo van a estar?, si cada día es fiesta, con globos, caramelos, farolillos y música para bailar.
Allí nos esperan,  mi vida, y sonriendo nos mandan su cariño, de vez en cuando, podrás sentirlo.
Se acurrucó contra mí y mientras miraba al lucero una sonrisa le iluminó; ¡papá, creo que siento a los abuelos!, ¡se me ha calentado el corazón!.
Tan sólo espero que dentro de muchos años, cuando el que haya partido sea yo, que mi niño, a sus hijos les cuente, que en en aquella brillante estrella parecida a un pequeño sol, está el abuelo Pedro, sonriendo y enviándoles su amor.

Pedro"


¿CÓMO EXPLICAR?

Una noche estrellada, mi niño pequeño y yo, mirábamos al cielo, en silencio los dos.
¡Oye, papá!, me dijo, ¿adónde fueron los abuelos?.
Me cogió por sorpresa, no supe que contestar. Pensaba en mi cabeza: ¿cómo le puedo explicar, a un nene tan chico, la muerte, el alma o la eternidad?
Recordé entonces aquel dicho: "si deseas algo con mucha fuerza, se acaba convirtiendo en realidad". Y deseé con toda mi alma que mi historia se hiciera verdad.
Mira cariño, le dije, ¿ves aquella estrella en el cielo? De todas, la que brilla más.
Con su dedito apuntó al lucero, ¿aquella me dices, papá?.
Pues cuando cuando los abuelos se fueron, viajaron hasta ella y ahora viven en un hermoso lugar:
Con prados de mil flores, con verdes y acogedores bosques, con lagos frescos y claros, y llenos de peces de colores.
¿Y están contentos, papá?
¿Y cómo no lo van a estar?, si cada día es fiesta, con globos, caramelos, farolillos y música para bailar.
Allí nos esperan, mi vida, y sonriendo nos mandan su cariño, de vez en cuando, podrás sentirlo.
Se acurrucó contra mí y mientras miraba al lucero una sonrisa le iluminó; ¡papá, creo que siento a los abuelos!, ¡se me ha calentado el corazón!.
Tan sólo espero que dentro de muchos años, cuando el que haya partido sea yo, que mi niño, a sus hijos les cuente, que en en aquella brillante estrella parecida a un pequeño sol, está el abuelo Pedro, sonriendo y enviándoles su amor.

Pedro

NADA ES IMPORTANTE

"El último por hoy, lo prometo.
Este me ha costado como se dice comúnmente "un huevo". He tratado de hacerlo de nueve sílabas,  procurando rima consonante en casi todo el poema. Pero tiene un pequeño truquillo...el primero que lo acierte se lleva el perrito piloto (es una chorrada, que no tengo el talento suficiente para más, pero me ha hecho ilusión intentarlo y esto es lo que ha salido). Como siempre muchas gracias por leerme y perdón por los posibles errores.

Noche de estrellas azules
de un sutil velo la cubran;
estrellas cosidas en tules, 
azules gemas la alumbran.

Campos de espigado oro
de doradas ondas ornados;
espigado trigal que doro,
oro en mis dedos hastiados.

Océanos de olas verdes
de esmeraldas la mar llena;
olas arrastran blancas redes,
verdes algas en la arena. 

Nada es importante,  mi sol,
es una mentira baladí;
importante es un arrebol, 
mi sol, que yo provoque en ti.

Pedro"


NADA ES IMPORTANTE

Noche de estrellas azules

de un sutil velo la cubran;
estrellas cosidas en tules, 
azules gemas la alumbran.

Campos de espigado oro
de doradas ondas ornados;
espigado trigal que doro,
oro en mis dedos hastiados.

Océanos de olas verdes
de esmeraldas la mar llena;
olas arrastran blancas redes,
verdes algas en la arena. 

Nada es importante, mi sol,
es una mentira baladí;
importante es un arrebol, 
mi sol, que yo provoque en ti.

Pedro

EL FRACASO

"Me permito, inspirado por J, colgar mi pequeño homenaje a Lorca. Lo que le ocurrió, su asesinato, es para mí el súmmum de lo jamás debió ocurrir en este país. Nuestro fracaso como pueblo civilizado.

EL FRACASO

Con un tiro maldito,
acabaron contigo. 
Fusilaron al ruiseñor,
el alba fue su testigo.

Un ruido atronador
de violento portazo. 
Cerrazón de las ventanas, 
que arrastró al fracaso.

Y quedamos varados,
huérfanos de vida.
Tus palabras Federico,
quedaron a la deriva.

España te perdió, 
contigo su futuro.
Las mañanas de rocío,
morían contra un muro."

Me permito, colgar mi pequeño homenaje a Lorca. Lo que le ocurrió, su asesinato, es para mí el súmmum de lo jamás debió ocurrir en este país. Nuestro fracaso como pueblo civilizado.

EL FRACASO

Con un tiro maldito,
acabaron contigo.
Fusilaron al ruiseñor,
el alba fue su testigo.

Un ruido atronador
de violento portazo.
Cerrazón de las ventanas,
que arrastró al fracaso.

Y quedamos varados,
huérfanos de vida.
Tus palabras Federico,
quedaron a la deriva.

España te perdió,
contigo su futuro.
Las mañanas de rocío,
morían contra un muro.

Pedro.

EL FIN DE LA MAGIA

"EL FIN DE LA MAGIA

El viejo, cansado, rey, observa desde su atalaya oculta, sobre la puerta a su reino de piedra y oscuras salas, la bruma que separa los dos mundos. Antes, mucho,  mucho antes, no existió separación entre ambos. El reino de la magia se encontraba intrincado, como la trama y la urdimbre de un único tapiz, con el mundo de la realidad, o lo que para el hombre era ahora su realidad. 
Antíguamente,  la magia formaba parte de la vida del ser humano: desde los dioses todopoderosos de la naturaleza a los pequeños elfos y las diminutas hadas. Los ritos celebrados en antiguos bosques, a la luz de la luna y las estrellas; los cánticos entonados al sol naciente o a las llamas de una hoguera, una dulce noche de primavera; la magia y el mundo mágico rodeaba al hombre y este formaba parte del todo.
Más tarde, en algún momento, el hombre se inventó sus propios dioses, ignoró y a fuerza de ignorar, acabó olvidando a las criaturas mágicas, expulsandolas de esa nueva realidad que iban forjando. Talaron sagrados bosques y sustituyeron la magia por la tecnología. Ya no necesitaban nada que no fuera de factura humana. 
Solamente los niños en sus benditas e inocentes sabidurías, y algún adulto que no dejó de ser niño y escribía sobre la fantasía,  conseguían, a duras penas, que la bruma no fuese ya un muro impenetrable. 
En estas cosas pensaba el viejo rey enano, Guardián de la magia y Centinela del reino, mientras observaba la bruma y a través de ella percibía el reino del hombre, con sus ciudades enormes, sus flujos eléctricos y de datos, sus vehículos mecánicos y todo mancillado por el pestilente petróleo que lo hacía funcionar;  con el cielo ennegrecido por los vómitos de las factorías;  sin pájaros ni nubes. Sin sol ni luna. Sin estrellas.
Dando media vuelta, con los hombros hundidos por el pesar, el viejo rey da la espalda a la bruma, cada vez más espesa y decide cerrar la montaña. Esperando que, quizás algún día,  alguien supiera llamar a sus puertas; porque la humanidad, sin la magia, está condenada a apagarse, como la llama del candil, sin el aceite que la sustenta."


EL FIN DE LA MAGIA

El viejo, cansado rey, observa desde su atalaya oculta, sobre la puerta a su reino de piedra y oscuras salas, la bruma que separa los dos mundos. Antes, mucho, mucho antes, no existió separación entre ambos. El reino de la magia se encontraba intrincado, como la trama y la urdimbre de un único tapiz, con el mundo de la realidad, o lo que para el hombre era ahora su realidad.
Antiguamente, la magia formaba parte de la vida del ser humano: desde los dioses todopoderosos de la naturaleza a los pequeños elfos y las diminutas hadas; los ritos celebrados en antiguos bosques, a la luz de la luna y las estrellas; los cánticos entonados al sol naciente o a las llamas de una hoguera, una dulce noche de primavera; la magia y el mundo mágico rodeaban al hombre y este formaba parte del todo.
Más tarde, en algún momento, el hombre se inventó sus propios dioses, ignoró y a fuerza de ignorar, acabó olvidando a las criaturas mágicas, expulsándolas de esa nueva realidad que iba forjando. Taló sagrados bosques y sustituyó la magia por la tecnología. Ya no necesitaba nada que no fuera de factura humana.
Solamente los niños en sus benditas e inocentes sabidurías, y algún adulto que no dejó de ser niño y escribía sobre la fantasía, conseguían, a duras penas, que la bruma no fuese ya un muro impenetrable.
En estas cosas pensaba el viejo rey enano, Guardián de la magia y Centinela del reino, mientras observaba la bruma y a través de ella percibía el reino del hombre, con sus ciudades enormes, sus flujos eléctricos y de datos, sus vehículos mecánicos y todo mancillado por el pestilente petróleo que lo hacía funcionar; con el cielo ennegrecido por los vómitos de las factorías; sin pájaros ni nubes, sin sol ni luna, sin estrellas.
Dando media vuelta, con los hombros hundidos por el pesar, el viejo rey dio la espalda a la bruma, cada vez más espesa y decidió cerrar la montaña, esperando que, quizás algún día, alguien supiera llamar a sus puertas; porque la humanidad, sin la magia, está condenada a apagarse, como la llama del candil, sin el aceite que la sustenta.

Pedro.

¡Arde Troya!

"¡Arde Troya, la bella Ilión!.
Quiso el destino que fuera tu final sumida en luz, tú, que fuiste faro en la oscuridad del navegante.
Maldito el día en que tu hijo más querido afrentó a la diosa, malditas tus inexpugnables murallas, los bellos palacios y templos que albergaban; por ellas, Poseidón te envidió y lanzó a sus perros griegos a despedazarte. Tanto se perdió...
Héroes murieron en tus puertas, el fuerte Héctor y el gran Aquiles. Para su gloria eterna quedaron en la memoria de los hombres.
No hubo gloria para las mujeres y los niños de Troya. Fuego, sangre y cadenas. No hubo gloria para sus soldados, solo lanzas y cuchillos traidores en costados y gargantas. Porque ha de saber el mundo, que sin el engaño del ladino Ulises, aún tus murallas erguidas, cantarían al mundo la hermosura de tu gente.
¡Salve Troya! Tu nombre no pudieron borrar los dioses. Y que Príamo, rey sin corona, en su agonía sepa que Ilión sigue viva.

Pedro"


¡Arde Troya, la bella Ilión!.
Quiso el destino que fuera tu final sumida en luz, tú, que fuiste faro en la oscuridad del navegante.
Maldito el día en que tu hijo más querido afrentó a la diosa, malditas tus inexpugnables murallas, los bellos palacios y templos que albergaban; por ellas, Poseidón te envidió y lanzó a sus perros griegos a despedazarte. Tanto se perdió...
Héroes murieron en tus puertas, el fuerte Héctor y el gran Aquiles. Para su gloria eterna quedaron en la memoria de los hombres.
No hubo gloria para las mujeres y los niños de Troya. Fuego, sangre y cadenas. No hubo gloria para sus soldados, solo lanzas y cuchillos traidores en costados y gargantas. Porque ha de saber el mundo, que sin el engaño del ladino Ulises, aún tus murallas erguidas, cantarían al mundo la hermosura de tu gente.
¡Salve Troya! Tu nombre no pudieron borrar los dioses. Y que Príamo, rey sin corona, en su agonía sepa que Ilión sigue viva.

Pedro

A MI CARCELERA

"Mi pequeña aportación nocturna. Descansad.

A MI CARCELERA

Sólo una posibilidad, 
de un roce de tu piel, 
de una sonrisa fugaz,
de una mirada de miel.

Robarte un beso.
¡Ay!, un beso.

Me ato a tu piel seda,
me enredo y encadeno. 
Atontado y anulado.
De lo que fuí, triste remedo.

Y quedo, sin más remedio, 
varado en tu arenal.
En tus mares, yo maldito,
soy incapaz de navegar.

Por un roce, 
un sonrisa,
una mirada

o un beso.

¡Ay!, un beso.

Pedro"


A MI CARCELERA

Sólo una posibilidad,
de un roce de tu piel,
de una sonrisa fugaz,
de una mirada de miel.

Robarte un beso.
¡Ay!, un beso.

Me ato a tu piel seda,
me enredo y encadeno.
Atontado y anulado.
De lo que fui, triste remedo.

Y quedo, sin más remedio,
varado en tu arenal.
En tus mares, yo maldito,
soy incapaz de navegar.

Por un roce,
un sonrisa,
una mirada

o un beso.

¡Ay!, un beso.

Pedro

DESDE LA ARENA

"DESDE LA ARENA

Cuando la noche ya no es noche
y el día aún no es día, 
me gusta ir a la playa calma,
sentarme en la arena fría. 

En la fugaz paz de esa hora,
el cielo se cambia de colores,
el mar es un espejo bruñido,
la brisa arrastra mil olores. 

Un pequeño esquife regresa,
tras una dura noche de faena, 
su paso apenas lanza olas,
pinta con espuma la arena.

En esa corta franja de tiempo, 
el día es aún la promesa,
la luna en sus redes de plata,
pequeños peces de nácar pesca. 

Pedro"

DESDE LA ARENA

Cuando la noche ya no es noche
y el día aún no es día,
gusto de ir a la playa calma,
sentarme en la arena fría.

En la fugaz paz de esa hora,
el cielo se cambia de colores,
el mar es un espejo bruñido,
la brisa arrastra mil olores.

Un pequeño esquife regresa,
tras una dura noche de faena,
su paso apenas lanza olas,
pinta con espuma la arena.

En esa corta franja de tiempo,
el día es aún la promesa,
la luna en sus redes de plata,
pequeños peces de nácar pesca.

Pedro

CUANDO LLEGUE EL INVIERNO

"CUANDO LLEGUE EL INVIERNO 

Cuando llegue el invierno 
y mate mis horas. 
Cuando el hielo eterno,
escarche mis hojas. 

Cuando mis cálamos secos, 
queden olvidados. 
Cuando mis versos, entecos, 
en cajas cerrados. 

Buscaré en mi mente
recuerdos ya pasados: 
las risas de mi gente
en veranos dorados. 

Y me iré contento, 
por lo que he vivido. 
Y gritaré al viento, 
al vivir, he vencido. 

Pedro"

CUANDO LLEGUE EL INVIERNO

Cuando llegue el invierno
y mate mis horas.
Cuando el hielo eterno,
escarche mis hojas.

Cuando mis cálamos secos,
queden olvidados.
Cuando mis versos, entecos,
en cajas cerrados.

Buscaré en mi mente
recuerdos ya pasados:
las risas de mi gente
en veranos dorados.

Y me iré contento,
por lo que he vivido.
Y gritaré al viento,
al vivir, he vencido.

Pedro

CARACOLA

"Espero que os guste. 

CARACOLA

Cuentame al oído,
historias marineras,
de albatros viajeros
y cantos de sirenas. 

Susurrame secretos 
de ocultos tesoros. 
Pintame mil retablos 
con los corales rojos. 

Y llevame contigo, 
a viajes inventados, 
con piratas amables
y galeones dorados. 

Pedro"


CARACOLA

Cuéntame al oído,
historias marineras,
de albatros viajeros
y cantos de sirenas.

Susúrrame secretos
de ocultos tesoros.
Píntame mil retablos
con los corales rojos.

Y llévame contigo,
a viajes inventados,
con piratas amables
y galeones dorados.

Pedro

LA LUNA Y EL RÍO

"Unas letrillas inspiradas por todas las hermosas lunas de este grupo. Vuestra luz ilumina el alma de este  navío errante. Gracias y feliz noche. 

LA LUNA Y EL RÍO 

Esta noche ha querido luna, 
bajar a bañarse al río. 
Al rozar sus aguas negras, 
la pobre ha tenido frío. 

Los juncos de la orilla,
por verla, la espían escondidos. 
Al temblar la luna bella, 
las secas cañas han reído. 

No espiéis juncos verdes. 
No riáis cañas secas. 
Que aunque la luna tiemble, 
aún temblando es mi reina

Que su cuerpo de nácar,
de nácar y madreperla, 
ilumina con su sonrisa blanca 
y enamora el alma verla. 

Pedro"


LA LUNA Y EL RÍO

Esta noche ha querido luna,
bajar a bañarse al río.
Al rozar sus aguas negras, 
la pobre ha tenido frío.

Los juncos de la orilla,
por verla, la espían escondidos.
Al temblar la luna bella,
las secas cañas han reído.

No espiéis, juncos verdes.
No riáis, cañas secas.
Que aunque la luna tiemble,
aún temblando es mi reina

Que su cuerpo de nácar,
de nácar y madre perla,
ilumina con su sonrisa blanca
y enamora el alma verla.

Pedro

Mascarón

"Mascarón

Siempre me gustó ser lo que soy, estar tan cerca del mar que me bese cada vez que me inclino hacia delante, reírme con los delfines en sus cabriolas, que la sal como diamantes adorne los huecos de mis escamas. Abrir camino y saludar al horizonte. Cuando el buque al que protejo, porque mi labor es protegerle de los espíritus sombríos que habitan en las profundas simas, abre sus velas al viento y comienza a correr junto a los delfines, en mi duro pecho de madera comienza a surgir tal calor, que si no fuera por el agua que me salpica y empapa, creo que saldría ardiendo como la yesca. 
Ahora yazgo aquí tumbada, en una playa perdida, adornada por las conchas blancas ,muertas, que me habitaron cuando mi querido navío chocó contra aquellos duros arrecifes, maldita sea la mano del hombre que lo guió a su fin, y nos hundimos y dormimos en las negruras del océano durante mucho, mucho tiempo. No recuerdo cómo fue que acabé aquí resquebrajada, y casi irreconocible, yo que fui tan bella que me vistieron con pan de oro y verde esmeralda; imagino que alguna tormenta me apartó de mi amado en su tumba marina y me lanzo a tierra. No soporto el estar lejos de él. Todas las mañanas les ruego a los cangrejos que tiren de mí hacia el agua; todas las noches les suplico a las estrellas que se compadezcan de esta triste figura y que otra tormenta me devuelva al lecho de arena fría con mi amor, para poder dormir con él, para poder deshacerme en el océano junto a él."

Mascarón

Siempre me gustó ser lo que soy, estar tan cerca del mar que me bese cada vez que me inclino hacia delante, reírme con los delfines en sus cabriolas, que la sal como diamantes adorne los huecos de mis escamas. Abrir camino y saludar al horizonte. Cuando el buque al que protejo, porque mi labor es protegerle de los espíritus sombríos que habitan en las profundas simas, abre sus velas al viento y comienza a correr junto a los delfines, en mi duro pecho de madera comienza a surgir tal calor, que si no fuera por el agua que me salpica y empapa, creo que saldría ardiendo como la yesca.
Ahora yazgo aquí tumbada, en una playa perdida, adornada por las conchas blancas ,muertas, que me habitaron cuando mi querido navío chocó contra aquellos duros arrecifes, maldita sea la mano del hombre que lo guió a su fin, y nos hundimos y dormimos en las negruras del océano durante mucho, mucho tiempo. No recuerdo cómo fue que acabé aquí resquebrajada, y casi irreconocible, yo que fui tan bella que me vistieron con pan de oro y verde esmeralda; imagino que alguna tormenta me apartó de mi amado en su tumba marina y me lanzo a tierra. No soporto el estar lejos de él. Todas las mañanas les ruego a los cangrejos que tiren de mí hacia el agua; todas las noches les suplico a las estrellas que se compadezcan de esta triste figura y que otra tormenta me devuelva al lecho de arena fría con mi amor, para poder dormir con él, para poder deshacerme en el océano junto a él.

Pedro.

YA QUISIERA YO

"YA QUISIERA YO

Ya quisiera yo ser ola de tu playa, 
rayos de sol enredados en tu pelo, 
regalarte corales y conchas doradas, 
risas de niños en un collar azul cielo. 

Ya quisiera yo ser viento de levante, 
jugar con la arena de tus dunas, 
con pino y jara perfumarte 
y hacer de mi regazo tu cuna. 

Pedro"

YA QUISIERA YO

Ya quisiera yo ser ola de tu playa,
rayos de sol enredados en tu pelo,
regalarte corales y conchas doradas,
risas de niños en un collar azul cielo.

Ya quisiera yo ser viento de levante,
jugar con la arena de tus dunas,
con pino y jara perfumarte
y hacer de mi regazo tu cuna.

Pedro

La mosca

"Otro relatito, inspirado por este puñetero calor.

La mosca

La mosca zumbaba ochos cansinamente bajo aquella canícula infernal. El toldo del bar colgaba inerte, como las velas de un buque en medio de una calma chicha. Todo era quietud, pero no esa quietud que precede al amanecer, o la que se aloja en casa cuando los niños por fin duermen. No. Era la quietud del aire estancado , plomizo, caliente, que te aplasta contra el suelo y te tortura cada vez que tienes que llenarte los pulmones para seguir respirando, una vez y otra y otra vez más, la que campaba por sus anchas, a esa hora, en la plaza mayor. 

Ni un alma se veía por los alrededores, ni un perro, ni un pájaro se oía, aunque fuese en la lejanía, sólo el zumbido, constante, sordo, que pareciera llenar tierra y cielo como las trompetas de Jericó anunciando el Juicio Final.

-Zasssss- el periódico se precipitó certero sobre el insecto- ¡Coño con la mosca! Dijo el camarero y entonces sólo quedó el calor y el silencio."


La mosca

La mosca zumbaba ochos cansinamente bajo aquella canícula infernal. El toldo del bar colgaba inerte, como las velas de un buque en medio de una calma chicha. Todo era quietud, pero no esa quietud que precede al amanecer, o la que se aloja en casa cuando los niños por fin duermen. No. Era la quietud del aire estancado, plomizo, caliente, que te aplasta contra el suelo y te tortura cada vez que tienes que llenarte los pulmones para seguir respirando, una vez y otra y otra vez más, la que campaba por sus anchas, a esa hora, en la plaza mayor.

Ni un alma se veía por los alrededores, ni un perro, ni un pájaro se oía, aunque fuese en la lejanía, sólo el zumbido, constante, sordo, que pareciera llenar tierra y cielo como las trompetas de Jericó anunciando el Juicio Final.

-Zasssss- el periódico se precipitó certero sobre el insecto- ¡Coño con la mosca! Dijo el camarero y entonces sólo quedó el calor y el silencio.

Pedro.

Un ratito de playa

"Os cuelgo un pequeñísimo relato que he escrito, una buena amiga lo leyó y, aunque la pedí que criticara en plan Pumares, pareció más bien mi hada madrina, tiene naturaleza generosa (gracias Criss Lila). Por favor quiero aprender y necesito que me indiquéis los fallos de puntuación y demás que encontréis.Gracias.

Un ratito de playa

La gaviota miró al niño, no tendría más de cuatro o cinco años; sonrosadito, con un pelo liso, al cual, el sol le sacaba destellos dorados. Sentado en la arena, su cuerpecito aún con las formas redondeadas del bebé que apenas había dejado de ser, jugaba con las conchas y juntaba la arena húmeda en montones amorfos que para él eran las magníficas torres de un castillo.

A su lado, sus padres tumbados aprovechaban el poco espacio con sombra que sus proyectos arquitectónicos dejaban bajo la sombrilla; una sombrilla bastante grande, de esas con rayas amarillas y blancas, de esas que en cuanto soplaba un poco de levante, despega convertida en cohete de Cabo Cañaveral.

La mamá estaba durmiendo, con ese dormir que sólo se da sobre la arena cálida, que te envuelve y te acuna como los brazos de una amorosa madre. La respiración casi inaudible y acompasada con el ritmo de las olas, que rompían suavemente un poco más allá. El papá, en cambio, pasaba el rato entre observar el mar, al nene y ojear una revista de esas, reveladoras de curiosidades sobre casi cualquier cosa.

Se dio cuenta de la atención que el pájaro estaba prestando a su hijo, y con destreza, aunque no la suficiente, le lanzó una de sus chanclas de 40 euros el par, de no sé qué famoso diseñador y que inefablemente le rozaba entre el dedo gordo y el índice. 

La gaviota la esquivó con un grácil aleteo y tras dedicarle un sonoro graznido, cogió la chancla y salió volando, dejando atrás la sombrilla, la dormida madre y el sumamente cabreado padre que acababa de ser robado por un pájaro marino con muy mala baba. El niño alzo sus ojos grandes y azules y con una sonrisa miró a la gaviota alejarse.

Pedro"



Un ratito de playa

La gaviota miró al niño, no tendría más de cuatro o cinco años; sonrosadito, con un pelo liso, al cual, el sol le sacaba destellos dorados. Sentado en la arena, su cuerpecito aún con las formas redondeadas del bebé que apenas había dejado de ser, jugaba con las conchas y juntaba la arena húmeda en montones amorfos que para él eran las magníficas torres de un castillo.

A su lado, sus padres tumbados aprovechaban el poco espacio con sombra que sus proyectos arquitectónicos dejaban bajo la sombrilla; una sombrilla bastante grande, de esas con rayas amarillas y blancas, de esas que en cuanto soplaba un poco de levante, despega convertida en cohete de Cabo Cañaveral.

La mamá estaba durmiendo, con ese dormir que sólo se da sobre la arena cálida, que te envuelve y te acuna como los brazos de una amorosa madre. La respiración casi inaudible y acompasada con el ritmo de las olas, que rompían suavemente un poco más allá. El papá, en cambio, pasaba el rato entre observar el mar, al nene y ojear una revista de esas, reveladoras de curiosidades sobre casi cualquier cosa.

Se dio cuenta de la atención que el pájaro estaba prestando a su hijo, y con destreza, aunque no la suficiente, le lanzó una de sus chanclas de 40 euros el par, de no sé qué famoso diseñador y que inefablemente le rozaba entre el dedo gordo y el índice.

La gaviota la esquivó con un grácil aleteo y tras dedicarle un sonoro graznido, cogió la chancla y salió volando, dejando atrás la sombrilla, la dormida madre y el sumamente cabreado padre que acababa de ser robado por un pájaro marino con muy mala baba. El niño alzo sus ojos grandes y azules y con una sonrisa miró a la gaviota alejarse.

Pedro

Recuerdos de niñez

Infancia de largos, 
felices veranos. 
Una palmera se asoma
a un patio jerezano. 

Olor a jazmín, 
a bodega vieja, 
a Calisay
y a hierba buena.

Pedro

No prometo

No prometo quererte siempre. 
No prometo perderme en ti. 
No prometo vivir de tu aliento. 
No prometo guardarte en mí. 

No prometo no prometerte
todo lo que anhelo cumplir. 

Pedro

DE PICO Y PALA

DE PICO Y PALA

Muy poco sé de rimas, 
poco más de prosas. 
Las musas escapan, burlonas, 
con alas de plata, hermosas. 

Y yo, triste rimador
de pico y pala,
sudo gruesas gotas de tinta
por querer que vuele mi alma.

Pueden agradar mis esfuerzos
o causar desagrado leerlos,
mas es seguro que en ellos
pongo mi corazón abierto.

Tan sólo prometer puedo
que en mi literario trayecto,
ya sea corto o extenso,
siempre procuraré ser honesto.

Pedro